jueves, 23 de septiembre de 2010

Tony: gran corazón y enorme sonrisa


Torreón, Coah., 23 de septiembre de 2010 Hoy debió ser un día normal pero no fue así, se fue un gran ser humano y amigo.

Para variar iba tarde a mi trabajo pasaban de las siete de la mañana y medio escuche una esquela en el radio, entré estrepitosamente a la oficina `¿ahora quien se murió?´ pregunte a mi compañero, `Tony´ no lo podía creer y sigo sin hacerlo. En la semana dos personas diferentes me habían preguntado por su salud `al parecer mejoró porque ya esta en su casa´ esa era mi respuesta y esperaba se recuperará porque él tenia muchas ganas de trabajar.

Antonio González Balquier conocido en el mundo de la farándula como Tony Balquier era un ser maravilloso, de esas personas que te comparten su felicidad y ganas de hacer las cosas, siempre que él estaba en la oficina mínimo me quedaba platicando media hora, no te dejaba ir sin compartir un gusto o disgusto. Es más, me le llegue a esconder porque era casi casi de ley que me veía y empezábamos a charlar `Tony, tengo mucho trabajo me tengo que ir´ le decía, tratando de no sonar grosera porque era la verdad, ahora me arrepiento de no platicar mas tiempo con él.

`Sonríe, te ves mas bonita cuando sonríes´ fue de las primeras cosas que me dijo para romper el hielo, hace como seis meses que lo conocí, no tenia la mínima idea de quien era solo que iba a producir y conducir el nuevo programa de canto nuevo –trova- alguien me advirtió que se deprimía seguido y era normal.

Tony no tenía un cuerpo perfecto pero tampoco se acomplejaba, todo lo contrario, se burlaba de si mismo, en una ocasión platicamos de nuestros hábitos alimenticios y el admitió que comía por estrés sin embargo desde que ingresó a trabajar con nosotros comía menos porque se mantenía ocupado desarrollando proyectos y en su programa.
Le encantaba la música, el teatro, el cine, los libros todo un erudito, trabajo en muchas puestas en escena, también hizo películas, fue maestro y claro, locutor.

Extrañamente desconfió mucho de las personas, tengo que tratarlas un tiempo para darles mi voto de confianza y amistad, el día que me hice su amiga fue en una tarde que me invito a comer mariscos en un restaurancito que esta por la Alameda. Llegamos y ofrecí ayudarle a bajar de su carro `por que todos creen que necesito ayuda, yo puedo solo, no te preocupes´ ahí fue cuando comprendí que era un luchador por la vida, no sentía lastima por si mismo y tampoco quería que los demás lo hicieran, terminó de caerme bien.

Esa tarde me picho unas tostadas de ceviche y un coctel de camarón, platicamos de todo, en unas horas me conto su vida, su paso por las pantallas cinematográficas y el teatro, de su familia que vive en Alaska la cual siempre le pedía que se fuera con ellos pero se negaba a dejar Torreón simplemente porque le gustaba vivir aquí.

Tenía muchas ganas de trabajar, me describió infinidad de proyectos, me dio consejos profesionales y para la vida, `aun eres muy joven, te falta por vivir ‘así sutilmente se burlaba de mi inexperiencia en ciertos ámbitos, especialmente en que yo no conocía la soledad: no sabes lo feo que es estar solo, con amigos que no te visitan y tu familia lejos.

Terminamos la sobremesa, al final me platicó sobre su último desamor y la mala suerte que tenía con las mujeres y me puso una canción de desamor y soledad que le encantaba, no recuerdo el nombre, espero hacerlo algún día.

Al día siguiente me regaló un CD de Manzanero y sus mujeres, ese fue el último día que lo vi sano. Dejo de ir a trabajar por semanas, ¿Qué le pasa a Tony? esta malillo, anda depre, ya se le pasará, eso me decían. Un día platique con el por el Facebook diciéndole que volviera porque aun había mucho por hacer y lo extrañábamos, el me decía que no se sentía bien, que se sentía solo y nadie lo visitaba, me pidió visitarlo y le dije que no podía porque salía de viaje por 10 días.

Regrese de mi viaje y Tony aun no regresaba a trabajar pero ya no estaba en su casa, lo internaron, ya estaba muy mal. `No es la primera vez que le pasa, ha salido de peores´ me decían; fui a visitarlo junto con otros dos compañeros al hospital, enfermo pero muy consiente no dejaba de repetir que ya quería aliviarse para arrancar sus proyectos, eso me generó confianza de que podría hacerlo.

Pasaron los días, lo trasladaron a su casa y pensé en visitarlo en cuanto mejorara. Hoy lo vi en el periódico, en internet, en su funeral. Todos sus amigos de los que se quejaba que no lo visitaban ahí estaban, le cantaron canciones y le leyeron poemas.

Hace poco conocí a Tony pero era tan transparente que siento que lo conocía de toda la vida.

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